Nace en Lima en 1877 Juan Alberto Grieve Becerra. Su abuelo el Ingeniero escocés George Grieve llegó al Perú en la década de 1840, contratado para la construcción del ferrocarril Tacna – Arica. Su padre el Ingeniero Juan Crisóstomo Grieve Downing, habia trabajado en el diseño y construcción del Ferrocarril Central, la obra de ingeniería más importante del Siglo XIX en America Latina.
Juan Alberto Grieve Becerra
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Juan Alberto Grieve años después de su invento. |
Mientras que su abuelo y su padre eran parte de la Revolución Industrial, Alberto era un hombre del Siglo XX. Graduado con honores a los 20 años como Ingeniero de Minas en 1898, su vocación lo llevó hacia la Mecánica y Electricidad. Poseía el don de unir profundos conocimientos académicos con la habilidad manual del mejor obrero mecánico, a lo que se sumaba su gran facilidad para el dibujo, tanto mecánico y espacial como artístico. Terminados sus estudios Alberto Grieve comenzo a trabajar en La Casa de Moneda de Lima, como Ingeniero Químico, aunque también construyó motores eléctricos monofásicos y trifásicos de su propia concepción. Al inicairse el Siglo XX construyó un Dínamo de corriente contínua de 5Kw con el que se iluminó la Casa de la Moneda.
En 1905 dieñó y fabricó el primer motor a combustión interna del continente, heciendo una descripción del mismo en el boletin del Ministerio de Fomento del Perú, como un motor Monocilíndrico de 4 tiempos, enfriado por agua, capaz de producir 5 CVa 1,500 RPM. El motor poseía un cárter de aluminio, cilindro, anillos, pistón y demás componentes de fierro fundido. Con algunas mejoras produjo un gran numero de motores similares para bombas de agua, asi como generadores eléctricos. Posteriormente experimentó con motores de dos cilindros y luego con uno de cuatro, que consistía en dos bloques de dos cilindros con un cigüeñal común. En 1907 existían en Lima unos veinte automóviles y el ingeniero Grieve era el propietario de un Oldsmobile Curved Dash, con un motor monocilíndrico de 4.5 CV., transmisión de dos velocidades y carrocería de madera.
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"El Grieve", fabricado por Juan Alberto Grieve. |
Fue el primer auto producido por volúmen en el mundo: Unas 10,000 unidades fabricadas entre 1902 y 1905. Con este auto Grieve tomó parte en el primer “Raid” fuera de Lima, que unió el Paseo Colón con La Punta en el Callao, en Mayo 1907. El año anterior, Grieve junto con otros cuatro aficionados, habían fundado el "Automobile Club del Perú", que agrupó a los apasionados del nuevo deporte. Ademàs de trabajar en la Casa de la Moneda, Grieve repartía su tiempo entre la Municipalidad de Lima, donde trabajaba en honor en temas de electricidad, mecánica, tranvías y rodajes; y dictando cátedras vinculadas con la electricidad y la mecánica, en la Escuela de Ingenieros y la Escuela Nacional de Agricultura. Además, en su taller, el mejor equipado de Lima, experimentaba con máquinas, fabricaba sus prototipos y producía motores, generadores y bombas de agua.
Grieve decidió en 1907 diseñar y fabricar su propio automóvil. Por esa época los pocos automóviles que circulaban por Lima – franceses, italianos o americanos – tenían motores que producían menos de 10 CV. Grieve consideró fabricar un auto con un motor de mayor potencia y de 4 cilindros. Así desarrolló un motor que contaba con válvulas automáticas, doble encendido, cuatro bujías, magneto Sims Bosh de alta tensión. Fabricó un bloque de cuatro cilíndros en línea desaxiados en 18 mm. y una carrera de 110 mm., capáz de producir 20 CV. A 1,800 rpm.
Desarrolló también una transmisión compuesta por una caja de cambios de 3 velocidades y retroceso, un embrague de cono de cuero y transmisión por cardán. El enfriamiento del motor era a través de un radiador de agua de tipo nido de abejas y sistema de termosifón. El arranque se hacía mediante una manivela. El chasis estaba hecho de acero con vigas de tipo “L” en una estructura de escalera con todos los elementos empernados. Tenía una distancia entre ejes de 3 metros y una trocha tanto delantera como posterior de 1.30 m. Estaba equipado con ruedas de 815 x 105 y neumáticos inflables Michelin. Contaba con un sistema de frenos que actuaba sobre el eje posterior, una suspensión por medio de hojas de muelle. La carrocería, pintada de color verde oscuro (tipo inglés), era metálica y podía transformarse de un “Phaeton” de 5 plazas en un “Roadster”
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Automóvil Grieve conducido por su creador. |
Dicen que el destino está escrito y que tarde o temprano las personas encuentran su verdadero camino. Todo esto pareciera haber sido especialmente definido para Juan Alberto Grieve.
Nacido en Lima, en 1877, estudió en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe y luego ingresó a la Escuela de Ingenieros (ahora UNI) para hacer un año de agrimensura. Posteriormente, con tan solo 20 años, se graduó con honores en ingeniería de minas, pero muy pronto su vocación lo llevó hacia la mecánica y electricidad, tal como su padre y antes su abuelo, un escocés que llegó al país en 1840 para trabajar en la construcción del ferrocarril Tacna – Arica.
Destacado conocimientos mecánicos
Juan Alberto tenía dos cualidades que rápidamente lo hicieron destacar entre los demás: profundos conocimientos académicos sumados a una acentuada destreza manual que lo distinguía como el mejor obrero mecánico, a lo que sumaba su gran habilidad para el dibujo, tanto mecánico y espacial, así como artístico. Era, en suma, un privilegiado de la época. Cuando jóvenes de su generación optaban por distracciones más mundanas, él pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en su taller, ubicado en el centro de Lima, diseñando y experimentando con motores y máquinas, llegando a convertirse en una autoridad en el tema a pesar de su juventud.
Pionero de la Pick-Up
Además de lo curioso que es el detalle de los tres asientos atrás, está el hecho de que el asiento trasero era removible. No se especifica el motivo, pero así era posible montarle una plataforma para colocar carga, con lo cual el Grieve podía convertirse “fácilmente” en un vehículo de trabajo.
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El Grieve en proceso de construcción. |
Ahora bien, me detengo aquí para resaltar que la primera Pick-Up patentada del mundo, la Ford TT, apareció en 1917. Es decir, que nueve años antes en Perú, hubo alguien que quizás pensó primero en ese concepto y, aunque lo patentó, jamás llegó a ser competencia para el músculo industrial y económico de Ford.
Luego, en 1905, diseñó y construyó el primer motor a combustión interna, el primero en todo el continente y, además, se convirtió en toda una proeza para la época.
Pero Grieve no se cansaba de los éxitos y cada vez se proponía nuevos retos. Para entonces Lima era una ciudad pequeña y tener un vehículo era un privilegio que muy pocos se podían dar. A la mala situación de las calles en la ciudad se le sumaban las pésimas condiciones de las carreteras fuera de ella, lo que originaba que los vehículos se deterioren rápidamente. Además, los pocos automóviles existentes (una veintena y la mayoría de ellos europeos) apenas contaban con entre seis y ocho caballos de fuerza.
Construcción de su primer vehículo
Por este motivo, en 1907 se propuso construir un vehículo superior que fuera adaptable a las condiciones que tenían nuestras carreteras, capaz de soportar situaciones extremas de una geografía accidentada como la nuestra y que al mismo tiempo fuera accesible por ser económico. Entonces, se encerró en su taller del Jirón Washington, del cual jamás salió hasta tener listo su motor de 20 caballos de fuerza. El chasis, transmisión, diferencial y el motor eran de su inspiración y estaban totalmente destinados a las calles de la ciudad y sus alrededores.
Provisto de cinco asientos para paseos fuera de la ciudad, dos adelante y tres atrás, el vehículo diseñado podía convertirse en un instrumento para cargar cosas al contar con un amplio espacio posterior, un valor agregado que se obtenía al retirar los asientos traseros.
Toda una novedad para la época.
El motor contaba con válvulas automáticas, doble encendido, cuatro bujías, magneto Sims Bosh de alta tensión. Fabricó un bloque de cuatro cilindros en línea desaxiados en 18 mm. y una carrera de 110 mm., capaz de producir 20 CV. a 1,800 rpm. Desarrolló también una transmisión compuesta por una caja de cambios de tres velocidades y retroceso, un embrague de cono de cuero y transmisión por cardán. El enfriamiento del motor era a través de un radiador de agua de tipo nido de abejas y sistema de termosifón. El arranque se hacía mediante una manivela.
Rechazo del Gobierno de Leguía
Las expectativas entonces fueron en aumento. Patentó este invento suyo y todos los componentes que eran de su completa inspiración y elaborados en su taller. Los únicos elementos que no construyó Grieve fueron las llantas, el encendido y el carburador. Tenía la idea de crear una industria nacional para la comercialización del automóvil y, para ello, proyectó la construcción de una flota de 20 vehículos, pero necesitaba el apoyo del gobierno del entonces presidente Augusto B. Leguía.
El costo total de su vehículo era de unas 300 libras, la mitad de lo que costaba un vehículo europeo de igual potencia. El «Grieve» fue presentado ante el presidente Leguía y su creador le propuso construir tres vehículos para la Dirección de Correos y otros tres para la Prefectura. La respuesta que dio entonces Leguía pasará a la historia: “Nosotros necesitamos de los productos de países avanzados y no experimentos con productos peruanos”.
Al no encontrar incentivos del gobierno, lo que pudo haberse convertido en una floreciente industria, no prosperó. A pesar de haber demostrado ser un potente vehículo de ciudad que podía circular sin problemas en caminos difíciles y a bajo costo, el Grieve fue descartado en el momento que se dio el boom de crecimiento de vehículos y empezaron a llegar las máquinas americanas de inferior calidad. Precisamente, durante el oncenio de Leguía.
Años después, Juan Alberto Grieve o ‘fierro viejo’ como lo llamaban cariñosamente, siguió en lo suyo, construyendo y reparando motores que en muchas ocasiones eran utilizados para los aviones.
Murió en 1950 sin haberse subido jamás a un avión.
Una anécdota
El hijo de Juan Alberto Grieve contó que cuando su padre le solicitó a Leguía, el presidente de aquel entonces, que el Gobierno lo apoye, para construir más vehículos, obtuvo la siguiente respuesta: “Nosotros necesitamos de los productos de países avanzados y no experiencias con productos peruanos”.
Esta historia se desprende del libro Países sin futuro. ¿Qué puede hacer la universidad?, de Eduardo Ísmodes. En este libro se plantea que si Leguía hubiera apoyado a Grieve, este hubiera logrado establecer en nuestro país una empresa como la de Hyundai o Kia que también nacieron en países emergentes.